Hay muchas formas de despedir el verano, pero esta es una de las más desconocidas, auténticas y llenas de color. Hablamos de la fiesta de la Dèsalpe, una tradición que se celebra en muchas localidades suizas cada cuarto sábado de septiembre, el momento exacto en que, tras más de cuatro meses en pastos alpinos, las vacas descienden a las llanuras para quedarse aquí durante el invierno.


Pero este descenso –Rindyà, en dialecto– no pasa desapercibido y, en lugares como Charmey, en el cantón de Friburgo, se convierte en una auténtica fiesta. En ella, los pastores, ataviados con sus trajes tradicionales, adornan a las vacas con coronas de dalias, rododendros y crisantemos –además de cintas de colores y cencerros gigantes– para rendirlas homenaje en un desfile que emana esencia helvética.


Y, como en toda fiesta suiza que se precie, el queso juega aquí un papel protagonista. Las queserías de montaña aprovechan el alpage –la subida del ganado a pastos a 1.500 metros de altura– para elaborar sus joyas gastronómicas, sabores artesanos que protagonizan la Dèsalpe, como Le Gruyère d’Alpage AOP, en Friburgo, o L’Etivaz AOP, un queso floral de los Alpes Vaudois a base de pasto natural.


Si no puedes disfrutar estos sabores en plena fiesta, rodeado de puestos gastronómicos, acordes de yodel y cuernos alpinos, acércate a la capital suiza el próximo mes de noviembre: es la fecha en que Berna se convertirá en Capital of Cheese 2025 y acogerá una nueva edición de los World Cheese Awards 2025, el gran certamen gastronómico que convoca (y premia) a los mejores quesos del mundo.
La imagen que abre el texto es Desfile en la Dèsalpe | Dèsalpe